Más de siglo y medio de periodismo moderno nos aporta una rica herencia para afrontar los desafíos en la era digital. El camino recorrido hasta aquí no ha sido fácil, pero ha resultado socialmente útil —su aportación ha sido crucial para conocer qué hay detrás de las noticias puntuales y para un mejor funcionamiento de las sociedades plurales— y ha estado salpicado de episodios relevantes —desde el “Watergate” a los “Panama Papers” —. Para los profesionales que lo han ejercido, ha sido desde el mejor oficio del mundo (Gabriel García Márquez) hasta un oficio para el que no sirven los cínicos (Kapuscinski). Esa curiosa profesión (Vázquez Montalbán dixit) ha sido objeto de dimes y diretes, pero ha conseguido convertirse en imprescindible para la construcción de sociedades bien informadas.
Más de siglo y medio de periodismo moderno nos aporta una rica herencia para afrontar los desafíos en la era digital. El camino recorrido hasta aquí no ha sido fácil, pero ha resultado socialmente útil —su aportación ha sido crucial para conocer qué hay detrás de las noticias puntuales y para un mejor funcionamiento de las sociedades plurales— y ha estado salpicado de episodios relevantes —desde el “Watergate” a los “Panama Papers” —. Para los profesionales que lo han ejercido, ha sido desde el mejor oficio del mundo (Gabriel García Márquez) hasta un oficio para el que no sirven los cínicos (Kapuscinski). Esa curiosa profesión (Vázquez Montalbán dixit) ha sido objeto de dimes y diretes, pero ha conseguido convertirse en imprescindible para la construcción de sociedades bien informadas.